No voy a entrar a definir la paz, porque nos podemos eternizar y habrá
quien la haya definido mejor de lo que yo conseguiría en años. Lo que vamos a
dejar como base es la paz como un estado de respeto mutuo en el que nadie
perjudica a nadie y todos/as viven bajo unas normas de convivencia consensuadas
globalmente pero flexibles en su aplicación siempre que no interfieran en la
libertad del/la vecina.
Una definición muy cercana a la definición teórica de anarquía, pero
sin entrar en modelos económicos o de producción. Una definición que sirve en
cualquier situación política, para fijar primero este paso –el de alcanzar una
convivencia razonablemente pacífica- como paso para una sociedad más avanzada.
Primero: No podemos, desde las escuelas o desde la educación no
formal, fomentar la competitividad hasta los límites que propone el
capitalismo: No genera desarrollo en el individuo según su capacidad, sino por
la del otro. No se busca la excelencia, se busca ser el número uno, aunque al
competidor podamos superarlo en mayor medida. Como aquel/la niño/a que se
conforma con el cinco pudiendo sacar un diez. No es honrada –consigo- la
persona que se conforma con superar a otra, cuando podría superarse a sí misma.
Ahora la pregunta: ¿Cómo transmitimos a nuestr*s alumn*s y usuari*s
este concepto? ¿Cómo logramos que aprendan a ser y a estar de manera que no se
miren en l*s demás, sino en ell*s mismos, que no hagan bien por miedo al
castigo, sino por honradez con su conciencia?
Llevamos siglos de educación en la culpa, el delito es castigado –ni siquiera
entendemos que la cárcel es para educar, no para castigar-, la culpa guía
nuestros actos, no la responsabilidad.
Y no voy a dar la respuesta de cómo educar en la convivencia, en el
respeto en la libertad, y, por lo tanto, en la paz. Voy a dejar la pregunta
ahí, para que comenten ustedes lo que quieran, dentro de un orden, no se me
revolusionen J
No comments:
Post a Comment