Sunday, January 19, 2014

La educación como camino a la paz

No voy a entrar a definir la paz, porque nos podemos eternizar y habrá quien la haya definido mejor de lo que yo conseguiría en años. Lo que vamos a dejar como base es la paz como un estado de respeto mutuo en el que nadie perjudica a nadie y todos/as viven bajo unas normas de convivencia consensuadas globalmente pero flexibles en su aplicación siempre que no interfieran en la libertad del/la vecina.
Una definición muy cercana a la definición teórica de anarquía, pero sin entrar en modelos económicos o de producción. Una definición que sirve en cualquier situación política, para fijar primero este paso –el de alcanzar una convivencia razonablemente pacífica- como paso para una sociedad más avanzada.
Primero: No podemos, desde las escuelas o desde la educación no formal, fomentar la competitividad hasta los límites que propone el capitalismo: No genera desarrollo en el individuo según su capacidad, sino por la del otro. No se busca la excelencia, se busca ser el número uno, aunque al competidor podamos superarlo en mayor medida. Como aquel/la niño/a que se conforma con el cinco pudiendo sacar un diez. No es honrada –consigo- la persona que se conforma con superar a otra, cuando podría superarse a sí misma.
Ahora la pregunta: ¿Cómo transmitimos a nuestr*s alumn*s y usuari*s este concepto? ¿Cómo logramos que aprendan a ser y a estar de manera que no se miren en l*s demás, sino en ell*s mismos, que no hagan bien por miedo al castigo, sino por honradez con su conciencia?
Llevamos siglos de educación en la culpa, el delito es castigado –ni siquiera entendemos que la cárcel es para educar, no para castigar-, la culpa guía nuestros actos, no la responsabilidad.
Y no voy a dar la respuesta de cómo educar en la convivencia, en el respeto en la libertad, y, por lo tanto, en la paz. Voy a dejar la pregunta ahí, para que comenten ustedes lo que quieran, dentro de un orden, no se me revolusionen J

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